lunes, 8 de octubre de 2012



¿Dónde quedaron los luchadores por la libertad y la justicia? ¿Dónde están?

¿Dónde quedaron los sueños rotos del 15-M?¿Dónde quedó toda aquella ilusión que infundió la Revolución ciudadana de Mayo del 2011? ¿Acaso ya se nos ha olvidado quienes son nuestros enemigos, los enemigos del Pueblo español y de la humanidad entera, aquellos que inventaron la crisis? ¿Aquellos que nos arrebatan día a día lo poco bueno que ha aportado occidente al mundo entero? ¿Aquello por lo que lucharon y derramaron su preciosa sangre nuestros padres y nuestros abuelos? ¿Ya se nos ha olvidado que tales privilegios de los que hemos gozado la juventud europea no fueron un regalo de los poderosos, si no más bien su tormento? Esos privilegios del Pueblo llano no fueron gratis, costaron muchas vidas, mucha sangre y sufrimientos, muchas guerras, revoluciones y levantamientos. Ahora, a los hijos de la comodidad, la desidia y el capricho nos toca defenderlos. ¿Pero seremos capaces de hacerlo aquellos a los que se nos regaló todo de niños sin pedir nada a cambio? Tendremos la fuerza suficiente para no dejarnos guiar hacia el abismo por los Pastores oscuros como un rebaño más de corderos asustados. Nuestros padres nos lo dieron todo, a cambio, no nos pidieron nada. Y nuestro egoísmo nos dejó ciegos, llevándonos a la noche más oscura de los tiempos. ¿Quién pagará ahora la pensión de su merecida jubilación de nuestros padres y abuelos? ¿Será un despreocupado vividor, amasador de fortunas y mujeriego, o tal vez, los devotos sucesores de la España de Frascuelo? Ni lo sé, ni ya quiero. De pena y tristeza hoy muero, porque la juventud española hoy agacha la cabeza y emigra al extranjero.

Nos educaron para ser sumisos en la escuela y la universidad, hoy los profesores protestan por la bajada de sus sueldos y porque les toca trabajar más. Hoy para todos, “nuevos ricos” españoles, toca una cura de humildad. Algunos hicieron riqueza como peones, sin darse cuenta de que le seguían el juego a sus señores. Hoy les toca bajarse los pantalones. Muchos compraron casas a base de hipotecas, los Bancos y Banqueros cantaban saetas de alegría. Hoy toca llorar por tu vida hipotecada. Para mañana no quedará nada de tu vida soñada. Pero siempre una crisis es una oportunidad, de borrar lo viejo malo y volver a empezar. Yo quiero soñar. Al menos, en mi nombre, la hecatombe y la desgracia no firmarán. Si algún día tengo un hijo con orgullo dirá, mi padre no fue de los vuestros, mi padre se dedicó a luchar, en contra de la injusticia y a favor de la libertad.

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