¿Dónde quedaron los luchadores por la libertad y
la justicia? ¿Dónde están?
¿Dónde quedaron los sueños
rotos del 15-M?¿Dónde quedó toda aquella ilusión que infundió la Revolución ciudadana de
Mayo del 2011? ¿Acaso ya se nos ha olvidado quienes son nuestros enemigos, los
enemigos del Pueblo español y de la humanidad entera, aquellos que inventaron
la crisis? ¿Aquellos que nos arrebatan día a día lo poco bueno que ha aportado
occidente al mundo entero? ¿Aquello por lo que lucharon y derramaron su
preciosa sangre nuestros padres y nuestros abuelos? ¿Ya se nos ha olvidado que
tales privilegios de los que hemos gozado la juventud europea no fueron un
regalo de los poderosos, si no más bien su tormento? Esos privilegios del
Pueblo llano no fueron gratis, costaron muchas vidas, mucha sangre y
sufrimientos, muchas guerras, revoluciones y levantamientos. Ahora, a los hijos
de la comodidad, la desidia y el capricho nos toca defenderlos. ¿Pero seremos
capaces de hacerlo aquellos a los que se nos regaló todo de niños sin pedir
nada a cambio? Tendremos la fuerza suficiente para no dejarnos guiar hacia el
abismo por los Pastores oscuros como un rebaño más de corderos asustados.
Nuestros padres nos lo dieron todo, a cambio, no nos pidieron nada. Y nuestro
egoísmo nos dejó ciegos, llevándonos a la noche más oscura de los tiempos.
¿Quién pagará ahora la pensión de su merecida jubilación de nuestros padres y
abuelos? ¿Será un despreocupado vividor, amasador de fortunas y mujeriego, o
tal vez, los devotos sucesores de la
España de Frascuelo? Ni lo sé, ni ya quiero. De pena y
tristeza hoy muero, porque la juventud española hoy agacha la cabeza y emigra
al extranjero.
Nos educaron para ser
sumisos en la escuela y la universidad, hoy los profesores protestan por la
bajada de sus sueldos y porque les toca trabajar más. Hoy para todos, “nuevos
ricos” españoles, toca una cura de humildad. Algunos hicieron riqueza como
peones, sin darse cuenta de que le seguían el juego a sus señores. Hoy les toca
bajarse los pantalones. Muchos compraron casas a base de hipotecas, los Bancos
y Banqueros cantaban saetas de alegría. Hoy toca llorar por tu vida hipotecada.
Para mañana no quedará nada de tu vida soñada. Pero siempre una crisis es una
oportunidad, de borrar lo viejo malo y volver a empezar. Yo quiero soñar. Al
menos, en mi nombre, la hecatombe y la desgracia no firmarán. Si algún día
tengo un hijo con orgullo dirá, mi padre no fue de los vuestros, mi padre se
dedicó a luchar, en contra de la injusticia y a favor de la libertad.
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